Artículo publicado el 15 de marzo de 2022
Natàlia Farriols es una ex jugadora y actualmente con tareas de entrenadora, que jugó varias temporadas en el Bàsquet Draft Gramenet, y que mediante sus redes sociales ha lanzado un mensaje muy alentador sobre un problema social, por desgracia aún no olvidado, y que la misma Natalia sufrió, y se trata de la obsesión de la sociedad por el físico.
Agradecer a Natalia su valentía y su generosidad por compartir su punto de vista. En este enlace encontrareis el video en la plataforma de facebook.
Ésta es su declaración íntegra:
"Hola, mi nombre es Natalia, mido 1,80m. de altura y zoco de constitución grande, Hoy, por fin, me siento capaz de contar mi historia. Os voy a contar todo lo que ha supuesto para mí el tema de la ropa y el corte a lo largo de mi vida. Yo la #presiostetica la he sufrido toda mi vida.
Cuando era niña, mis amigas llevaban camisetas con dibujos de moda y la talla 12 años, mientras que yo no podía llevar estas camisetas con los dibujos que me gustaban ni soñando, puesto que hacía la talla M de mujer. LA ropa de mujer no me gustaba, recuerdo que me encontraba el cuello muy escotado, con lo que siempre iba con ropa de chico joven deportista, cuyos colores eran parecidos al de las camisetas de mis amigas, y me iba bien.
A medida que iba creciendo mi talla lo hacía conmigo, de modo que entrada la adolescencia ya era imposible encontrar ropa. Iba a comprar con mi madre y siempre salía llorando, mira que dábamos vueltas, ¡pero era imposible!. Al final vestía con ropa de hombre que sí conseguía la talla. Pero no me sentía cómodo conmigo misma, no era yo, yo no he podido vestir nunca como mis amigas, ¡no lo he podido vestir como he querido!. Como llevaba ropa de hombre, cogí una nueva identidad, muy masculina, no por gusto, sino por autodefensa, por la vergüenza que me hacía decir que vestía de esa forma por la que no conseguía talla. Para evitar palabras como “gorda” o “foca” que de vez en cuando también las recibía.
Natàlia Farriols, en su etapa con el CB Vilassar de Mar / CB Vilassar de Mar
Todo esto me llevó a tener un trastorno de ansiedad con 16 años. No sabía quién era, no me sentía bien, no encontraba mi sitio. Llegando a los 18 años, y con una idea idílica de que la mayoría de edad sería un punto de inflexión en mi vida le dije a mi madre que quería adelgazar. Yo siempre he sido una chica que he hecho mucho deporte, si que puede ser tenía un poco de sobrepeso, pero nada fuera de lo normal. De todas formas, yo pretendía conseguir por fin poder ser quien quería ser, quería parecerme a mis amigas y las chicas que veía por la TV, con las piernas que tanto envidiaba.
Mi madre me llevó a un dietista y perdí 14 kg, me quedé incluido algo por debajo de mi peso. Mi sorpresa fue que mi constitución era la misma, que lo que no me gustaba lo seguía teniendo. Seguía teniendo marcada las caderas y los muslos. Este hecho me generó mucha frustración.
A medida que te haces mayor, te vas aceptando, aunque no al 100%, por vas trabajando y vas ganando confianza.
Hasta la fecha, ha habido pocos días que la ropa que llevaba fuera al 100% con mi identidad, con la que me siento. Esa ropa que te la pones y te sientes con confianza, que te miras en el espejo y piensas: “¡hoy lo peto!”. Por qué es muy difícil encontrarla. Y no se trata de poner adjetivos como “curve”, “big size” o “petite”. Todo esto, sigue discriminando a las chicas que son más grandes o más pequeñas de lo que la sociedad llama “normal”, al menos yo no me siento nada identificada.
Imagino que habrá más chicas con historias como las mías, que por no tener un cuerpo socialmente dicho como “normal” han sufrido la pressiostetica con yo. Les animaría a salir con sus historias para promover un cambio. Para poder incluir cualquier tipo de cuerpo en la moda. ¡Las cosas deben cambiar!.
Por todas ellas y Natalia de 16 años, cuento mi historia, para intentar promover un cambio por todas las futuras chicas que vendran.
Natàlia"