Artículo publicado el 3 de mayo de 2022
Artículo de la psicóloga Virginia Domínguez, publicado en Red Cenit, en septiembre de 2019.
Hoy en día no nos sorprende en absoluto caminar por la calle y ver a la mayoría de personas pendientes del móvil, inclinando la cabeza sin mirar hacia delante por ir pendientes de la pantalla, incluso sentadas en algún banco con un amigo, en silencio por estar con el teléfono. La interacción humana cada vez es más pobre. Ya no existen los cruces de miradas, ni el contacto humano tan cercano que existía antes.
Es cierto que las tecnologías nos facilitan mucho la vida porque podemos contactar fácilmente con otras personas, pero también generan gran adicción.
La nomofobia es un término novedoso que consiste en tener un miedo irracional a no poder usar el teléfono móvil, ya sea por no llevarlo con nosotros o por tenerlo fuera de cobertura o batería. Según datos del Instituto Psicológico Desconect@, se trata de un trastorno que podrían estar sufriendo hasta 8 de cada 10 españoles.
La nomofobia afecta especialmente a adolescentes y preadolescentes, ya que son los que han nacido en esta “época digital” en la que todos estamos “hiperconectados”. Asimismo, el rango de edad de individuos más afectados oscila entre los 12 y los 23 años. Se trata de una etapa de riesgo ya que se busca la aceptación de ciertos amigos para identificarse como parte de un grupo. Algunos expertos, apuntan que las chicas tienen un índice más alto de riesgo para sufrir nomofobia. La explicación a esto es que los lazos emocionales que establecen las mujeres por teléfono son más fuertes. Hay psicólogos que están poniendo nombre a este tipo de relaciones, llamándolas “relaciones líquidas”, en las cuales los jóvenes en lugar de expresar todas sus emociones y sentimientos de forma verbal y cara a cara, lo hacen a través de una pantalla o de emoticonos.
Son cada vez más los adolescentes que presentan cierta ansiedad ante la posibilidad de quedarse sin batería o no llevar el móvil consigo, lo cual supone una dependencia al teléfono móvil preocupante. Del mismo modo puede afectar a las relaciones personales, ya que muchas veces (aunque de forma inconsciente), se practica el llamado “phubbing”, es decir, ignorar a la otra persona cuando se debería estar hablando con ella, a causa del uso del móvil.
Fotografia: DW
El cerebro de alguien que presente nomofobia reacciona de la misma forma que reaccionaría el de un adicto a las drogas o al alcohol, activando los mismos circuitos cerebrales y liberando las mismas sustancias responsables de la necesidad de volver a “consumir”.
Problemas de socialización
Realmente, todos estamos expuestos en mayor o menor medida a la nomofobia. Pero… ¿cómo podemos evitar esta adicción en los adolescentes? Algunas estrategias son:
Otros consejos son: