Cómo ayudar a nuestros hijos a gestionar los triunfos y las derrotas deportivas

Artículo publicado el 10 de abril de 2022

Artículo publicado en la página web CDM Sport a cargo de la psicopedagoga Cristina Regué, en junio de 2017. 

Cristina Regué es licenciada en psicopedagogía , maestra de educación especial y máster en terapia familiar sistémica . Fundadora del gabinete psicopedagógico Improving BCN también coordina el gabinete psicopedagógico de la escuela pública Dolores Monserdá-Sant Pau de Barcelona. Tiene tres hijos (Dani de 15 años ; Eric, de 13; y Mar, de 11); que, entre otros deportes , practican vela ligera -en las clases patín a vela junior y láser - con unos resultados realmente notorios. 

Ayudamos realmente los nuestros hijos cuando participan en competiciones? La psicopedagoga y terapeuta familiar, Cristina Regué, nos explica cómo optimizar nuestra labor en este sentido, así como qué podemos hacer para ayudarles a manejar las victorias y derrotas. 

Ciertas voces cuestionan la idoneidad del deporte de competición en la formación de los niños y niñas de 8 a 15 años por el temor a que éste pueda generarles un espíritu competitivo que les mermi valores como el compañerismo o la solidaridad y que refuerce el todo vale que, en ciertos círculos, parece enarbolarse como garantía de supervivencia en la sociedad actual. Para la psicopedagoga y terapeuta familiar, Cristina Regué (Barcelona, 1974), “ la competición da sentido en la práctica deportiva y no tiene nada negativo para los nuestros hijos , siempre que los acompañamos en el disfrutar”. 

Regé que, así mismo, es fundadora del gabinete psicopedagógico Improving BCN, añade que “la competición aporta muchos valores positivos cómo el esfuerzo, el compañerismo, el juego limpio, sentirse sano , la evasión, la socialización etc , ya que aporta a niños un punto de tensión que les ayuda y motiva en la progresión de los aprendizajes realizados en el deporte en el que compiten”. 

Una progresión que se constata tanto en la victoria como en la derrota… 

Es claro. Tanto si el niño o la niña gana cómo pierde el partido , la carrera o la regata, pone en práctica lo aprendido. Y si va con los sus padres, puede mostrarles la evolución seguida con los entrenamientos que ha hecho. Así mismo, la competición aporta un punto de aprendizaje de la gestión de la tensión y de los nervios que toda competición comporta. 

A veces, esta tensión de la competición, así cómo querer hacerlo bien delante de los sus padres, puede inquietar al niño o niña. 

Debemos propiciar a los nuestros hijos el disfrute de todos los momentos que viven . Y la competición se debe vivir como un momento más de la vida. Por eso siempre insisto en que los padres deben acompañar los hijos ayudándoles a vivir positivamente la experiencia y primando el valor del esfuerzo sobre el resultado. Es conveniente que el deporte en el que compiten los nuestros hijos haya estado bien escogido en virtud de su temperamento. 

¿Qué acciones serían las más recomendables que los padres realizaran con los sedes hijos en las competiciones? 

Es mucho conveniente que el deporte en el que compiten los nuestros hijos haya estado bien escogido en virtud de su temperamento, así como de las oportunidades que esta disciplina les podrá ofrecer y de los valores que deseamos para ellos. También es importante que en esta elección del deporte en el que competirán los niños, los padres evalúen los referentes que tendrán procedentes del Club para el que compiten y del entrenador, así como de los valores que los transmitirán.

Fotografia: dreamstime

Cada niño es diferente y, por tanto, esta selección del deporte se ha de analizar minuciosamente. Es así ? 

Sin duda. Cada niño se enfrenta al deporte ya la competición de manera diferente . No todos los niños son igual de ágiles o diestros, ni tampoco reaccionan igual frente a determinadas situaciones . A unos hay que animarlos, mientras que otros se animan solos. Por eso, los padres deben propiciar en los sedes hijos que perciban su  compañía. 

Será de gran ayuda para los padres que les guste el deporte que practican los sedes hijos, ¿verdad? 

Claro. Propicia que se diviertan más , que puedan entender mejor las diversas etapas de aprendizaje que atraviesan los hijos. De todas formas, también se dan casos de padres a los que, inicialmente, no les gusta demasiado el deporte en el que compiten los sedes hijos pero, con el tiempo y las experiencias compartidas con los sedes hijos, acaban pasándolo mucho bien. 

¿Y cuáles actitudes recomendaría a los padres en las competiciones de los hijos? 

Todas las que valoren el esfuerzo por encima de los resultados. Actitudes que favorezcan en los sedes hijos saber ganar, saber perder y el juego limpio. Y esto se puede promover tanto antes del partido o la carrera, como desde las gradas y después de la competición. Los padres deben escuchar y evitar la exigencia de resultados y las críticas, así cómo hacer de entrenadores. 

¿Qué deben evitar los padres? 

Sobre todo el no escuchar. También presionar exigiendo resultados. Y las críticas y el pretender hacer de entrenadores o demostrar que saben más que los sedes hijos. Por norma general, los niños los sucede cómo los adultos , que después de una competición comentan momentos de aquella . Hay que dejar que surja esta atmósfera para comentar sin embargo sin forzarla. Los niños mismos, sin necesidad de presionarlos , explicarán cuándo quieran cosas de su competición porque, como decía, quieren hacerlo porque quieren ser escuchados. Y éste momento es mucho importante porque cuando verbalizan los momentos o jugadas que les parecen más interesantes descubren los aciertos realizados y los errores cometidos. Hay que confiar en el espíritu autocrítico de ellos mismos porque tienen. 

Ha comentado que no es bueno exigirles resultados. ¿Esto no puede generar una falta de implicación? 

En absoluto. A todo el mundo le gusta ganar por el reconocimiento público que esto comporta. Todos los niños vuelan ganar pero es mejor hacer hincapié en el proceso de aprendizaje, en el que lo disfruten porque si únicamente se da valor al resultado se les condiciona hacia la frustración. A menudo se asocia demasiado la diversión con la victoria. 

Hace muchas referencias al disfrute durante el proceso. Me llama la atención que muchos campeones también se refieren a esto y que reconocen rehuir la presión del resultado para sentirse más equilibrados y potenciar así mejor sus virtudes competitivas. 

Es que a menudo se asocia demasiado la diversión con la victoria. Son mucho pocos los padres que, después de una competición, preguntan a los hijos si se han divertido y, en cambio, muchos que preguntan ¿cómo has quedado?' o 'has ganado?' O que, directamente se lanzan a criticar una jugada u otra. Pero el partido se ve mucho diferente desde la grada y desde el terreno de juego. Por eso insisto en que hay que dejarles hablar y escucharles siempre con espíritu positivo. Cómo más se les cuestione o critique, más se cerrarán en sí mismos, menos dispuestos estarán a compartir sus experiencias, y más riesgo habrá que , a medio o largo plazo, opten por abandonar aquel deporte y/o la competición. 

Tienen que acompañar al padre y la madre a la competición de su hijo o hija? 

Más pronto creo que cada uno debe implicarse en la medida que quiera. No soy partidaria de homogeneizar el nivel de implicación de ambos. Lo que sí deben coincidir completamente es en los valores que fomentan y en esta actitud de escuchar. 

Cómo pueden ayudar los padres que les sedes hijos gestionen bien los logros deportivos? 

Siente unos buenos referentes para los hijos. Y estos referentes los niños los entienden y asimilan mejor con los hechos que con las palabras y, además, son detectores eficaces de incoherencias entre los dichos y los hechos. No se puede promover de palabra el juego limpio si desde la grada se gritan consignas violentas. Las victorias deben celebrarse con medida y educación y mostrar a los nuestros hijos que hay muchas más cosas en la vida que también pueden celebrarse. Pero volviendo a la gestión de los logros que me planteaba, ciertamente deben hacerse los logros pero cómo se celebran todas las cosas buenas de esta vida. No es bueno celebrar sólo las victorias . Hay que mostrar a los hijos que hay muchas cosas buenas en la vida que también debemos celebrar. Y, por supuesto, las victorias deben hacerse con medida y, sobre todo, con educación. Y esto es algo que, lamentablemente, no se hace así con la asiduidad necesaria. 

¿Y la gestión de las derrotas? Cómo podemos ayudar los nuestros hijos en estos casos? 

Con naturalidad, poniendo el acento a la oportunidad que esta derrota ofrece para aprender a mejorar. Cómo todo en la vida, la competición no es más que un maratón de aprendizajes. Y en esta situación es cuando más conviene escucharles. Y sin prisas. Ya llegará el momento en que quieran hablar de ello. Pero si, desde el primer partido, o carrera o regata se ha generado esta atmósfera de naturalidad y comprensión que en toda competición a veces se gana y otras se pierde pero siempre se aprende, la gestión de la derrota, como la de la victoria, será más fácil y menos trascendental. 

Esto que dice sirve 'para todo ', ¿verdad? Quiero decir que éste planteamiento mismo serviría para la escuela y, después, para su vida de adultos. 

Efectivamente. En la competición no se hace otra cosa que ir acumulando conocimientos y por eso deben superarse etapas, en algunas de las cuales se gana y en otras, se pierde. Todos ente sentimos mejor cuando , delante de un problema (o un competidor en la pista, en el tartán o en el mar), nos sentimos lo suficiente preparados para afrontarlo de forma controlada. Ésta sensación optimiza los nuestros potenciales y propicia que saquemos lo mejor de nosotros mismos . Se debe priorizar la sensación de fluidez vital. 

Sin embargo a veces ocurre que nos planteamos retos excesivos … 

Sí. Por eso, a menudo, subrayo que lo que hay que priorizar es la sensación de la fluidez vital. Y esto es útil en la competición, en la escuela y en la vida adulta. Y esto radica en ajustar los retos al nivel de habilidades que se tienen . Si las habilidades son mucho elevadas y el reto no está en el mismo nivel, el resultado es el aburrimiento. Pero si el reto es superior al nivel de las habilidades que se tienen, éste desafío generará tensión, estrés y frustración. En base a ello, los padres deben buscar que los retos que acuerden con los hijos sean equilibrados con el nivel de habilidades porque esto es lo que realmente aporta fluidez vital y permite disfrutar de las competiciones … y de la vida en general.

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